EL VINO BUENO ES EL AMOR DE JESÚS
Por José María Martín OSA
1.- Dios ama a su pueblo. El tercer Isaías, posterior al exilio, alza su voz para levantar la esperanza del pueblo en un momento de depresión. Este profeta está convencido de que Yahvé quiere y puede salvar al pueblo. El Señor recibirá un día a la "Abandonada" y le dará el nombre de "mi favorita" y llamara a la tierra de Judá "Mi desposada". Porque no se ha olvidado del amor de su juventud, de su primer amor. Hay que notar que todo este simbolismo alude siempre en la Biblia a las relaciones de Dios con su pueblo. El amor de Dios es el pueblo. En unas pocas pinceladas describe el autor las relaciones más cálidas entre los hombres: el amor conyugal. Todo ello en términos de alegría: la alegría de después de la boda, la alegría interna de sentirse amado es lo que Israel va a experimentar. Nunca palabras tan consoladoras han sido dichas al creyente. El hombre es levantado hasta el plan de Dios, no hay lugar para la desesperanza porque el amor es sincero y hace vivir.
2.- “Actúa siempre con toda justicia”. Pablo habla de los carismas en su primera Carta a los Corintios. El carisma es una gracia singular que Dios concede a cada uno, pero que está destinada al bien de todos. La gran variedad de los carismas no está reñida en modo alguno con la unidad y la comunión fraterna. Todos debemos estar atentos para estimar los carismas ajenos y no retener los nuestros para disfrute individual. Se comprende, pues, que aquí la unidad, lejos de contradecir a la pluralidad, se constituye precisamente como unidad de las diferencias, algo a tener muy en cuenta cuando hablamos de ecumenismo. “Actúa siempre con toda justicia” es el lema para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2019, que se celebra del 18 al 25 de enero, fiesta de la conversión de San Pablo. El lema está tomado del Deuteronomio, que incluye una recopilación de leyes y normas para la convivencia del pueblo. En las sociedades plurales y complejas de nuestros días resulta siempre difícil la convivencia, por eso los cristianos sí debemos colaborar juntos en el empeño por lograr un orden justo para la sociedad en la que vivimos.
3.- Jesús es el vino bueno. Jesús se encuentra en una boda y con él los discípulos. Participa de las alegrías humanas. Pero se encuentra con unos novios en apuros porque se les ha acabado el vino. Es su madre, María, la que se da cuenta y le pide que les ayude: “Todavía no ha llegado mi hora” contesta Jesús. Esta hora es su muerte en la cruz. Pero ante la súplica de su madre y la necesidad de los novios, en Caná comenzó sus signos. El relato de hoy hay que leerlo, pues, desde la muerte de Jesús. Esta muerte la concibe Juan como la glorificación de Jesús. Es el relato de su gloria futura anticipada en símbolos, Jesús es el vino bueno que mejora al anterior. El agua y las tinajas de piedra son símbolos de la antigua ley y las purificaciones. Además, son seis, número imperfecto. No sirven para la salvación…. Agua y vino representan dos órdenes sucesivos. Un representante de la antigua ley reconoce que el vino es mejor. Jesús es el que trae la alegría y la salvación a los novios y a cada uno de nosotros cuando nos identificamos con El y nos dejamos ayudar por El. Escuchemos a María que nos dice: “Haced lo que Él os diga”.
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