18 de abril de 2017

La Alegría del triunfo de la luz sobre las tinieblas



LA ALEGRÍA DEL TRIUNFO DE LA LUZ SOBRE LAS TINIEBLAS

Por Antonio García-Moreno

1.- IMAGEN DE DIOS.- "Al principio creó Dios el cielo y la tierra" (Gn 1, 1) Hay cuestiones que preocupan de modo especial al hombre. Una de ellas es saber cómo empezó a existir el mundo y también cómo terminará. Piensa, estudia, razona, reflexiona, observa y saca conclusiones. Respecto al día final, porque hemos llegado a saber, y no es poco, que habrá un fin del mundo. Pero a la hora de fijar la fecha nos hemos equivocado una y otra vez... Respecto al principio se hacen teorías, más o menos plausibles, aceptadas hoy y modificadas, cuando no negadas, mañana.

Dios ha querido decir algo sobre el tema, aunque lo haga no para informarnos de cuestiones científicas, relativas a la física o a la biología. Con razón nos venía a decir Agustín que en la Biblia se nos enseña cómo se va al Cielo y no cómo va el cielo. Y lo que nos dicen la Escrituras es que todo lo ha creado Dios de la nada, incluidos el hombres y la mujer, hechos a su imagen y semejanza. Somos sus criaturas predilectas, con todo lo que eso lleva de privilegios y de exigencias: Ser hombres y no animales.

2.- INCORPORADOS A CRISTO.- "Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo..." (Rm 6,3) El bautismo, lo mismo que las abluciones, era muy frecuente en el Antiguo Testamento. También en otras religiones. Así en el Levítico se prescriben numerosos ritos de purificación, y las religiones helénicas se practican ritos, en los que el agua tiene un papel predominante. Por otra parte, en el caso de los hebreos, el agua tiene un valor especial, dada la escasez de lluvias que a veces se sufre en el país de la Biblia. De ahí que en muchas ocasiones el agua es símbolo de la bendición divina.

Es altamente significativo que sea precisamente el agua de los ritos de purificación la que Jesús convierte en vino cuando las bodas de Caná. En ese detalle S. Juan sugiere el cambio de la antigua economía a la nueva. Una época distinta que trae la purificación no de las manchas legales ni meramente externa, sino la limpieza profunda del alma, el perdón de los pecados, incluido el pecado original. El bautismo, además, nos hace hijos de Dios, nos transmite una nueva vida, la divina. Por eso nos dice S. Pablo que nos incorporamos a Cristo, que formamos un sólo cuerpo con El.

3.- EL TRIUNFO DE LA LUZ.- "En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana..." (Mt 28, 1) La alborada del primer día de la semana, el "Dies Domini", el Día del Señor, el primer Domingo de la Historia. Amanecía una era nueva, la cristiana. La Luz ha roto las tinieblas, Cristo ha resucitado, ha vencido a la muerte, ha sometido al Príncipe de este mundo. Es, sin duda, el acontecimiento más importante de cuantos han ocurrido. Por eso Este día es el más glorioso para los hombres, en especial para los cristianos.

El shabat de la Antigua Alianza, el sábado, cede el puesto al domingo, la gran fiesta del Nuevo Israel, la Iglesia que con Jesucristo inicia su singladura. De ahí que ese día sea el que hemos de dedicar de manera particular a honrar al Señor, al mismo tiempo que descansamos de nuestras actividades ordinarias. Es el día en que la Iglesia, como buena madre, nos manda que asistamos a Misa, que participemos en la Eucaristía. Es la mejor manera de vivir la alegría del triunfo de la luz sobre las tinieblas.

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