2 de marzo de 2024

Salmo 5

 



 [1 Del maestro de coro. Para flautas. Salmo. De David.]


2 Señor, escucha mis palabras,

atiende a mis gemidos,

3 haz caso de mis gritos de auxilio,

Rey mío y Dios mío.


A ti te suplico, Señor;

4 por la mañana escucharás mi voz,

por la mañana te expongo mi causa,

y me quedo aguardando.


5 Tú no eres un Dios que ame la maldad,

ni el malvado es tu huésped,

6 ni el arrogante se mantiene en tu presencia.


Detestas a los malhechores,

7 destruyes a los mentirosos;

al hombre sanguinario y traicionero

lo aborrece el Señor.


8 Pero yo, por tu gran bondad,

entraré en tu casa,

me postraré ante tu templo santo

con toda reverencia.


9 Señor, guíame con tu justicia,

porque tengo enemigos;

alláname tu camino.


10 En su boca no hay sinceridad,

su corazón es perverso;

su garganta es un sepulcro abierto,

mientras halagan con la lengua.


[11 Castígalos, oh Dios,

que fracasen sus planes;

expúlsalos por sus muchos crímenes,

porque se rebelan contra ti.]


12 Que se alegren los que se acogen a ti,

con júbilo eterno;

protégelos, para que se llenen de gozo

los que aman tu nombre.


13 Porque tú, Señor, bendices al justo,

y como un escudo lo rodea tu favor.

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