23 de diciembre de 2018

La generosidad y la humildad de María e Isabel


LA GENEROSIDAD Y LA HUMILDAD DE MARÍA E ISABEL

Por Gabriel González del Estal

1.- María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Prescindiendo ahora de la mayor o menor historicidad que puedan tener los Evangelios de la infancia de Jesús, lo cierto es que este relato evangélico según san Lucas está lleno de encanto. Tanto María como su prima Isabel demuestran aquí mucha generosidad y mucha humildad. María, en cuanto se entera de que su prima Isabel está embarazada se pone en camino de prisa. Tuvo que ser un camino largo y complicado para ella que también estaba embarazada. Caminar a través de una montaña, en aquél tiempo, tenía que ser difícil y complicado para cualquiera, pero más para una mujer embarazada. Bueno, lo importante ahora es que la generosidad de María sea un maravilloso ejemplo de generosidad para nosotros. Dentro de nuestra familia, entre nuestros amigos, en la sociedad en la que vivimos, los cristianos debemos distinguirnos siempre por nuestra actitud de ayuda pronta y solícita para cualquiera que nos necesite. El egoísmo humano es siempre causa de muchos males entre nosotros. Si las personas sustituyéramos el egoísmo por la generosidad, el mundo sería mucho mejor y desaparecerían muchísimas desigualdades e injusticias que padecemos. Los cristianos, los discípulos de Jesús, el hijo de María, debemos pasar por la vida predicando y sembrando generosidad y ausencia de egoísmo. Sobre la humildad de María no necesito yo insistir aquí, porque ella siempre se consideró “la esclava del Señor”.

También debemos tener en cuenta, en este relato de Lucas, la grandeza de ánimo y la humildad de Isabel. La humildad, bien entendida, es una virtud cristiana maravillosa. La persona humilde no es egoísta y es sumamente generosa, porque vive siempre pensando en cómo ayudar a los demás. De este relato evangélico de Lucas tratemos de aprender de la generosidad y de la humildad de María e Isabel. Son dos virtudes totalmente necesarias para un cristiano, para un hermano de Jesús y para un hijo de María.

2.- Esto dice el Señor: Y tú, Belén de Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de gobernar a Israel. En esta profecía del profeta Miqueas podemos encontrar la importancia que tiene para Dios la teología de lo pequeño. Belén era una ciudad pequeña, de pastores, de gente sencilla, cerca de Jerusalén, la gran ciudad, y, sin embargo, Dios eligió a la pequeña Belén para que en ella naciera el rey David. Lo importante muchas veces, decimos nosotros, está en los pequeños detalles: saludar con simpatía, ayudar en algo a alguien que está necesitado, ser bueno en casa, cumplir con naturalidad con nuestros deberes de cada día, y otras cosas por el estilo. Ante Dios todos somos pequeños, pequeñísimos. Y, sin embargo, por nosotros y por nuestra salvación nació el Señor. Preparémonos para la Navidad tratando de ser buenos y delicados en las pequeñas cosas que tenemos que hacer cada día.

3.- Al entrar Cristo en el mundo dice: Tú no quisiste sacrificios, ni ofrendas… Entonces, yo dije he aquí que vengo para hacer tu voluntad. Pues, la mejor manera que tenemos nosotros los cristianos, en este Adviento, ya cerca de la Natividad del Señor, es intentar hacer en cada momento la voluntad de Dios.

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