UNA PREGUNTA CLAVE
Por José María Martín OSA
1.- "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Probablemente Jesús formula la pregunta sobre su identidad en Cesarea, ciudad situada en la costa mediterránea y reconstruida por Filipo, hijo de Herodes el Grande. Lo hace en territorio semi-pagano y rodeado de sus discípulos. Estos tratan de dar una respuesta comenzando por lo que opina la gente de fuera de la comunidad. Sólo los que están dentro son capaces de responder adecuadamente. Y lo hace Pedro, como portavoz de los discípulos. Acierta plenamente cuando dice "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Probablemente en aquel momento no sabía lo que decía, pero acierta. También nosotros acertamos cuando repetimos de memoria lo que hemos aprendido en el catecismo sobre la divinidad de Jesús. Pero no es eso lo importante, lo que cuenta de verdad es si sabemos lo que decimos cuando decimos las palabras del Credo relativas al Hijo de Dios. Y sobre todo si lo que decimos con los labios lo seguimos con el corazón.
2. - "¿Y tú, quién dices que soy yo?". La pregunta que hizo Jesús a sus discípulos nos la hace hoy a cada uno de nosotros: "¿Y tú, quién dices que soy yo?". Traducido en palabras más fáciles y concretas: "¿para ti, quién soy yo?". Para responder de verdad examina tu vida y contempla: ¿qué lugar ocupa en tu vida, en tus proyectos, en tus actos, en tu proyecto personal, Jesús de Nazaret? Porque no te está preguntando cuánto sabes de Él, sino qué importancia tiene en tu vida. Dicen que un hombre contaba emocionado su experiencia de Jesucristo. Entonces un amigo le dijo: "Puesto que conoces a Jesús, sabrás decirme muchas cosas de El: dónde nació, en qué país vivió, qué trabajo tenía, cómo era su familia, qué es lo hacía o decía". Pero nuestro hombre no sabía qué decir. Simplemente, respondió así: "Mira, yo antes era un alcohólico, maltrataba a mi mujer y a mis hijos, perdí mi trabajo... Pero desde que conocí a Jesucristo dejé la bebida, encontré otro trabajo y en mi casa hay una gran paz. Esto se lo debo a Jesucristo, y esto es lo que yo conozco de Él". Este hombre respondió muy bien a la pregunta de Jesús, porque lo hizo con su vida, no con teorías.
3. - Necesitamos tener experiencia de Jesucristo. Si somos sinceros hemos de reconocer que todavía no estamos convertidos a Jesucristo, porque todavía Jesús de Nazaret no ha entrado en nuestra vida. Tenemos un barniz de cristianos. Gandhi dijo que nos parecemos a una piedra arrojada al fondo de un lago. Por fuera parece que está mojada, pero el agua no ha penetrado sus poros. Así ocurre con nosotros cuando no dejamos que la Palabra de Dios penetre en nuestro interior y cuestione nuestra vida. Necesitamos tener experiencia de Jesucristo. ¿Estás dispuesto a seguir a Jesucristo? Si lo haces no te equivocarás y serás feliz. Plantéate en serio: ¿Quién es Jesús para ti?
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