6 de enero de 2017

Desde lo hondo



Desde lo hondo


Desde lo hondo, Señor, desde la sima,

desde el pulmón de este volcán interno,

desde el dolor ardiente, que ilumina,

desde el horror que escapa del infierno…

si se puede escapar…ante Ti vengo.

Escúchame, mi Dios, que un humo negro

ensucia mi luchar de desaliento.

Escúchame, que grito y en Ti espero,

cuando esperar es lo único que tengo…

Escúchame. Jesús, Tú que en tus noches,

con gritos y con lágrimas oraste,

(no fue solo una noche, mas los hombres

sólo al final oyeron que lloraste…)

Escúchame tú, Madre, pues bien sabes

en qué silencio ahogaste tus sollozos,

en qué abandono y muerte contemplaste

la fuente de tus más intensos gozos

exánime en tus brazos. ¡Dios! ¡Cadáver!

¡ Con cuánta fe callaste y aceptaste!

Escúchame y enséñame, ¡oh, Madre!,

a servir a mi Dios y a mis hermanos,

cuando es lo mismo orar que abandonarse,

dejando mi dolor entre tus manos.  Amén.

Autor desconocido

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