3 de marzo de 2019

Dar fruto de buenas obras



DAR FRUTO DE BUENAS OBRAS

Por José María Martin OSA

1.- Lo que hay en el hombre se revela por sus palabras y por sus hechos. El Sirácida escribe este libro de la Sabiduría en una época muy cercana ya a la venida de Jesucristo. Se trata de un hombre que ha viajado mucho, que conoce el corazón del hombre. Sabe ver y admirar a Dios, que se encuentra en "todas las cosas". De ahí que su tarea consista en brindar al pueblo un buen manual que le facilite la vivencia de la sabiduría y el temor de Dios y que le ayude a profundizar en su fe en el Señor. En este pasaje dice que lo que hay en el hombre se revela por sus palabras y por sus hechos. No es el juzgar precipitadamente, sino el examen atento y objetivo el que proporciona el don de la sabiduría. Este examen es necesario cuando necesitamos decidir si queremos conceder a una persona nuestra confianza. Por sus hechos demostrará que podemos fiarnos. Hay una gran relación entre esta lectura y el evangelio de este domingo.

2.- Ver antes nuestros fallos que los de los demás. El evangelio de Lucas continúa con el "discurso del llano". Las enseñanzas sobre el ciego que guía a otro ciego y la de los árboles que dan buenos o malos frutos se aplican a todo el mundo, empezando por los mismos discípulos, que de este modo son invitados a hacerse autocrítica seria. No debemos creernos demasiado sabios ni pretender dirigir a los demás, sino que tenemos que conocer cuáles son nuestras propias posibilidades y la necesidad que todos tenemos de aprender y buscar luz. El discípulo siempre debe estar en estado de aprendizaje, intentando llegar a ser como su maestro, Jesús. No debemos corregir a los demás sin haber mirado antes si nosotros tenemos algo por corregir. El texto es desmesuradamente exagerado (¡una viga en el ojo!), pero es que también es muy absurda la pretensión de arreglar la vida de los demás, cuando uno tiene tantas cosas por arreglar en la suya. La exageración de la imagen muestra que Jesús debía tener especial interés en prevenir a sus discípulos ante esta manera de actuar, y que debía pensar que era muy fácil caer en ella. Un aviso también para nosotros, para que evitemos caer en la crítica destructiva hacia los demás. Primero hay que reconocer nuestros propios fallos

3.- "Por sus frutos los conoceréis". Son los hechos, el modo de hablar y de actuar, los frutos, lo que muestra quién es y cómo es cada persona. Es lo que resume la famosa frase: "Por sus frutos los conoceréis". Lo importante es saber qué llevamos dentro, qué criterios y qué actitudes de fondo nos mueven a actuar. Porque si lo que llevamos dentro es bondad, lo que aflorará serán frutos de bondad, mientras que si llevamos maldad, los frutos serán de maldad. Hay un "modo de ser", una manera de entender la vida y las relaciones con los demás, que es la del Reino, y otra que es contraria al Reino. Está claro que necesitamos conversión (metanoia), un cambio en la manera de pensar y de ver las cosas.

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