29 de julio de 2018

Servir es reinar


SERVIR ES REINAR

Por José María Martín OSA

1.- La ambición del poder no tiene nada que ver con el seguimiento de Jesús. Los hijos de Zebedeo se sienten importantes. Ven la oportunidad de ser “alguien” en la vida, abandonando la dura vida de pescadores en el lago Tiberíades. Hay que desplazar a ese rival orgulloso que es Pedro. Ellos han hecho méritos para aspirar a las primeras plazas y no tienen por qué dejar que otros les tomen la delantera. Además, el reinado de Dios es inminente y ellos quieren ser parte importante en él. No han entendido nada…. Jesús no proclama un Reino como los de este mundo, que se alcanza con las armas y el poder. Proclama un Reino basado en el servicio. La liberación que Jesús proclama no es política, sino interior: el Reino de Dios habita en nuestro corazón. Lo comprenderán después de la Resurrección…… Ahora tienen la misma mentalidad de los zelotes: hay que levantarse contra los romanos y liberarse de su tiranía. Les falta tener la oportunidad de contarle todos los proyectos al Maestro y recibir -con su aprobación- la promesa de los primeros puestos. Es su madre quien intercede por ellos.

2.- "¿Sois capaces de pasar el trago que voy a pasar yo?". Sólo la ingenuidad y el ansia de poder pueden hacer brotar ese "sí, podemos", tan tajante y positivo de Santiago y Juan. Jesús tendrá que hacerles ver que no han entendido nada. Que en el seguimiento de Jesús no se trata de un nuevo modo de mandar por bienintencionado y filantrópico que sea. Que, en el Reino, todo cambia. El discípulo de Jesús es exactamente lo contrario de un hombre que busca poder y honor. El seguimiento a Jesús es el reverso del triunfalismo. El cristianismo debe saber que sólo hay un camino para ser grande al estilo de Jesús. Y este camino no es el dominar, tiranizar y oprimir a los más débiles. Al contrario, es el camino humilde de quien sabe vivir en el servicio desinteresado a los demás…Ese ha entendido a Jesús y la subversión de valores que trae. Y ahí no están precisamente Juan y Santiago. Hay que tener la misma actitud que Jesús: "Igual que este Hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir y dar su vida en rescate de todos".

3.- ¿Qué ocurre en la Iglesia? ¿Cómo andan nuestras autoridades? ¿Cómo viven quienes aspiran a ejercer las responsabilidades? ¿Qué tal le va al Pueblo de Dios con sus pastores? En esa difícil tarea que todos tenemos para liberarnos del ansia de dominio y de poder, hoy se nos da un modelo. Apliquémoslo a nuestro mundo familiar, a las relaciones en la empresa, a nuestra vida parroquial, a nuestros grupos. Veamos también como lo presentan y ejercen los líderes políticos y los cargos sindicales; qué hacen las autoridades académicas y científicas. Reflexionemos sobre el proceder de las altas instancias del dinero. ¡Qué ejercicio más sano el comparar la realidad que nos rodea -y a nosotros mismos- y el modelo presentado por Jesús de Nazaret! ¿No creéis que la revolución de Jesús está todavía pendiente? Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Yo, ¿qué le pido al Señor en la oración? ¿Cómo acepto el sufrimiento y los dolores que acontecen en mi vida? Jesús dice: “¡Entre vosotros no sea así!” Mi forma de vivir en comunidad, ¿concuerda con este consejo de Jesús? Menos mal que Santiago y Juan terminaron aceptando que “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Hasta dieron su vida por el Maestro. Comprendieron entonces que “servir es reinar”

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