DIOS QUE SE NOS ACERCA Y SE HACE VER...
Por Antonio García-Moreno
1.- ROMPED A CANTAR. - "Porque ven la cara del Señor, que vuelve a Sión", sigue diciendo Isaías. El rostro de Dios, un antropomorfismo como tantos otros, mediante los cuales los profetas tratan de hacernos comprender realidades divinas con palabras humanas. No pueden hacerlo de otra manera, pero al pronunciar sus oráculos nos permiten acercarnos a la realidad divina, intuir al menos algo de su grandeza y majestad.
En el mismo tono sigue diciendo: "Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén". El motivo es ahora ver como Dios consuela a los suyos, como los libra de la esclavitud... Aquellas palabras vuelven a resonar hoy en nuestros oídos pues también nosotros tenemos motivos para cantar, para estar a alegres en el día de la Navidad y para romper a cantar. Dios ha nacido para redimirnos. Es un Niño de carita morena y ojos grandes, de mirada inocente y alegre.
2.- LOS ÁNGELES. - En el enmarque navideño no pueden faltar los ángeles. Ellos están presentes en nuestros recuerdos infantiles, vivos en estos días en los que todos nos sentimos como niños. Ya la Anunciación la hizo un arcángel, Gabriel, "El-fuerte-de-Dios". Y antes fue Zacarías quien recibió la noticia de tener un hijo a través del mismo mensajero. Y luego San José, en sueños, fue informado por un ángel del misterio que ocultaba la dulce mirada de su esposa.
Los pastores se llenaron de asombro ante la voz de los ángeles en las cercanías de Belén. Hoy aquel lugar se llama Campo de pastores y una pequeña iglesia conmemora el hecho, junto a una gruta para guarecerse en las noches de invierno. Ellos creyeron el anuncio de los ángeles y fueron presurosos y alegres al portal de Belén, llenando los caminos de coplas sencillas, mientras allá arriba los ángeles cantaban "Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra...". Los ángeles siguen cantando. Ponte a la escucha
3.- VER A DIOS. - El Prólogo de San Juan termina diciendo que "el Hijo único, que está en el seno del padre, es quien lo ha dado a conocer". Con estas palabras enlaza con el inicio de este deslumbrante pasaje, que dice que "el Verbo estaba junto a Dios". Es un modo de enmarcar esta perícopa, este paso evangélico que nos deslumbra y fascina. Con ese enmarque se recalca que Jesús es el Hijo de Dios, la segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Y al mismo tiempo se resalta la idea de que Él es la trasparencia de Dios, el Sacramento del Padre, el que nos da a conocer lo que estaba oculto, el misterio de lo divino presente en lo humano. "Muéstranos al Padre, dijo Felipe, y nos basta". Ver a Dios, con eso ya tenía cuanto el corazón humano puede desear. Y Jesús le contesta que quien le ve a Él, ha visto al Padre... Un Niño recién nacido, en el silencio de una gruta, en brazos de María, arropado por San José. Dios que se nos acerca y se hace ver...
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