20 de noviembre de 2017

Tengo tanto miedo, Señor!


TENGO TANTO MIEDO, SEÑOR!

De invertir tiempo, ideas y sudor, 

esfuerzo e ilusión, y como respuesta 

encontrar sólo el vacío o la  incomprensión.

¿Por qué me has dado tanto, Jesús?

Con menos talentos divinos,

se vive la vida más fácilmente y  mejor

Con más comodidad y sin tantos  riesgos



¡TENGO  TANTO MIEDO, SEÑOR!

De no estar a la altura que Tú me  marcas

de no dar la talla en el campo de  batalla:

en la familia, o en el trabajo

en la enfermedad o en la salud

en la palabra o en la obra



¡TENGO  TANTO MIEDO, SEÑOR!

De gastar por el camino lo que Tú me  has dado

aquello que pienso que es mío y no  tuyo

De quemarme por brindarme y  ofrecerme

o cansarme de sembrar sin recoger  nada a cambio



¡TENGO  TANTO MIEDO, SEÑOR!

De que regreses y, tu fortuna, la  encuentres mal empleada

por mi falta de valentía o audacia

por mi cobardía o desinterés

por mi timidez o mi falta de  seguridad



¡CUÁNTO  MIEDO TENGO, SEÑOR!

De no invertir mi vida como, Tú en  la cruz, lo hiciste:

con silencio, grandeza y dolor

con perdón, humildad y sacrificio

con fe, esperanza o misericordia



¡CUÁNTO  MIEDO TENGO, SEÑOR!

De mirarme a mí mismo,

y viendo lo mucho que me has dado

creer que no merece la pena  arriesgarlo todo:

por Dios y por el hombre

por la Iglesia y por el mundo

por mis hermanos y por mí mismo



¡CUÁNTO  MIEDO TENGO, SEÑOR!

Que vengas…y me pilles con el pie  cambiado

lejos de tus caminos y, con mis  talentos,

sin haberlos utilizado a fondo.

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