25 de diciembre de 2017

Bienvenido seas, Señor

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BIENVENIDO SEAS, SEÑOR

Por Javier Leoz

¡Bienvenido seas, Señor!

En Belén “la casa del pan” nace el Señor. Viene, entre otras cosas, para compartir nuestra humanidad. Se hace como uno de nosotros para vivir nuestra vida, para soñar, sufrir, y crecer junto a nosotros. ¿Puede hacer algo más Dios por el hombre? Sí; ¡Mucho más! En Belén, aparecerá entre cuatro maderas cruzadas y mal clavadas y, en Viernes Santo, morirá por amor entre dos troncos y por amor, clavado. ¿Puede hacer algo más Dios por el hombre?

1.En la oscuridad y en el silencio, sin más ruido que el aleteo de los ángeles, viene el Señor a nuestro lado. ¡Dios se hace amor! ¿Entenderemos este gran Misterio? La Misa del Gallo, antes de que nos sorprenda el alba, nos adelanta esta gran noticia: ¡Hoy en Belén de Judá os ha nacido el Salvador!

2.- Y, debido a este acontecimiento, nos hemos reunido alrededor de la mesa. Entre otras cosas porque, el nacimiento de un Niño tan divino y tan humanado, reviste de fiesta nuestros hogares cristianos. ¡Es el Señor! ¡Dios se ha hecho pequeño! ¡Dios se ha hecho hombre! ¡Dios no sólo es Palabra! ¡Dios es carne de nuestra carne! ¡Feliz noche que alumbra tal Misterio!¡El esperado durante siglos ha venido a nuestro encuentro!

Adoremos al Señor, como los pastores, y postrémonos en su presencia. “envuelto entre pañales” “acostado en un pesebre” reconocemos al Redentor que ha bajado a la tierra. ¡Te adoramos, Señor! ¡Te bendecimos, Señor!

3.- Hermanos, estamos ante un mundo en permanente “vela”. ¿Vela de qué? Guardando y vigilando nuestra propia felicidad. Aquellos pastores, de los cuales nos hablan las escrituras, se encontraban custodiando sus rebaños. ¿Cómo nos encontramos nosotros en esta noche? ¿De qué estamos pendientes? ¿En qué valles estamos perdidos? ¿Escuchamos el anuncio de los ángeles?

4.- Hoy, un Dios Niño, abraza, sonríe, ama, acoge y se deja adorar. Y, algunos –mirando hacia otra parte- no se percatarán del Misterio de esta noche: Dios ha roto las bóvedas del cielo para plantarse definitivamente en la tierra; Dios, nos busca a través de un Niño para recuperar nuestra dignidad, para sacarnos de nuestras cavernas, para poner delante de nosotros un horizonte de paz y de plenitud. ¿Seremos capaces de responder ante tanta iniciativa por parte de Dios?

5.- ¡Demos algo, al que tanto nos da! Como los pastores pongamos ante el Niño, el dulce de nuestra fe; los dones de nuestra alegría y fraternidad.

¡Demos algo, al que tanto se da! Que esta noche, santa y divina, en el que el cielo ha abierto sus puertas, despierte en nosotros indecibles e indescriptibles sentimientos de emoción, de agradecimiento, de súplica, de adoración y de confianza en Dios.

¡Gracias, Dios! ¡Has bajado, por fin, a nuestro lado! ¡Estás del lado de la humanidad!

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